11/1/13

El Nuevo Escobar y el nacimiento de una antinomia


Un cartel y un sugestivo acto fundacional zanja diferencias con la comunidad escobarense.

7 de enero de 2013 - Pablo Aiello, Director de escobarnews.com

La historia argentina está plagada de antinomias. Unitarios y Federales, Peronistas y Radicales, los Porteños versus los del interior, y hasta el clásico Boca-River en el terreno de lo deportivo, son algunos de los muchos ejemplos que se pueden citar.

Un cartel que espera ansioso al costado de la panamericana a que los obreros terminen un puente a unos pocos kilómetros antes de la entrada de Escobar, en pocos días más anunciará el ingreso casi exclusivo al “Nuevo Escobar”, dando lugar al nacimiento de una antinomia con un hecho fundacional de los propios emprendimientos urbanísticos que se están desarrollando en los humedales en la Sección de Islas del partido de Escobar.

El Cantón, San Matías y el emblemático Puertos del Lago (una extensión del Nordelta), son algunos de los barrios privados que conforman este polo inmobiliario que intentará atraer a sus futuros residentes diferenciándose del viejo Belén de Escobar.

En tiempos en que se brega por la integración social, construyen burbujas aisladas del entorno socioeconómico que rodean al negocio inmobiliario, imponiendo sus propias reglas, y hasta se arrogan el derecho de bautizar a toda una zona con un nombre propio del marketing. Una estrategia comercial totalmente despojada de cualquier sentido de pertenencia
 
¿Pueden estar orgullosos los escobarenses del Nuevo Escobar?

Si hay algo que enorgullece a quienes viven en escobar es su ciudad, que a pesar de tener un marcado déficit en su infraestructura, es su lugar en el mundo. Eso se llama sentido de pertenencia. Por eso hace más de 50 años atrás la gente de Escobar buscó independizarse del distrito de Pilar.
Ese sentido de pertenencia se mantuvo vigente a lo largo de toda la historia de Escobar y en los últimos tiempos llevó a los escobarenses a poner freno al constante avance del conurbano, tratando de conservar su estilo de vida con aires propios de un pueblo del interior.

Sus vecinos aun conservan la costumbre de saludarse en la calle, de compartir un café con amigos en alguno de los bares céntricos de la ciudad. Escobar es una ciudad de viejas costumbres, pero no es una ciudad vieja, ni obsoleta aunque mantenga la infraestructura de los años 70, cuando en todo el Distrito habitaban 46.150 almas, según consta en los datos estadísticos de aquellos años.

Días atrás, un reconocido arquitecto nacido y criado en Escobar se animó a calificar a Belén de Escobar como una ciudad “prematura”, un pueblo que se vio forzado a crecer sin planificación en su desarrollo.
Años de desidia de los diferentes gobiernos de turno llevó a Escobar al lugar que hoy ocupa, a pesar que hubo varias iniciativas que intentaron corregir el rumbo.

"El Escobar que Queremos" es una de ellas mediante la cual se buscó concientizar tanto a los vecinos, como a los gobernantes, sobre la importancia de un crecimiento urbano ordenado. Una propuesta que lamentablemente no prosperó ni en unos, ni en otros.

Así fue creciendo Escobar, como un bebé prematuro con muchas dificultades y a los tumbos, pero buscando la manera de sobreponerse. 
 
Y mientras la ciudad prematura convive con sus deficiencias estructurales, el Nuevo Escobar se propone -a pocos kilómetros de Belén- como una inmejorable posibilidad de desarrollar una tentadora calidad de vida para sus habitantes. Agua corriente, cloacas, y todas las prestaciones propias de la modernidad que hoy muchos vecinos comunes no pueden disfrutar en el viejo Escobar.

El boom inmobiliario fue presentado a la sociedad escobarense como un saludable síntoma de progreso y una fuente de trabajo para muchos de los que viven en este Distrito.

Lógicamente que es indiscutible que -por algunos años- estos emprendimientos urbanísticos demandarán mucha mano de obra para su construcción y se transformará en un importante motor para la economía local como ocurre en el resto del país, pero, una vez que las viviendas en su mayoría hayan sido terminadas, las únicas propuestas laborales a las que se podrán responder serán a las que llamen para cubrir el servicio doméstico y al mantenimiento de parques y piscinas. Algo de esto ya se ve en los vecinos distritos de Pilar y Tigre.

Lo que es discutible es que el crecimiento de barrios privados en el partido de Escobar sea un síntoma de prosperidad para sus habitantes. El único beneficiario será el Estado comunal que verá sus arcas engordadas a expensas de miles de partidas por tasas que se cobrarán a los nuevos vecinos que, indirectamente favorecerán a la concreción de proyectos que hagan al bien común de todo el distrito, siempre y cuando que esa masa de dinero sea bien administrada en el futuro.

Por otra parte, la aparición de los barrios privados han despertado muchos interrogantes sobre su impacto en al medioambiente, precisamente los ecologistas ponen sus lupas sobre los emprendimientos que se están ejecutando en los humedales de Escobar (donde apunta la flamante señalización) a los que modificaron a su antojo para hacer terrenos de alta gama de esas tierras “improductivas”, en desmedro de los servicios que los humedales prestan en un sensible ecosistema.

¿Se puede estar orgulloso del Nuevo Escobar? 
¿Qué le puede representar al escobarense medio estos barrios privados?

Los empresarios inmobiliarios, como si se trataran de conquistadores de nuevos mundos, refundan, con la anuencia del Gobierno, grandes áreas de tierra como ciudades estado, donde la administración comunal muta a un gerenciamiento con sus propias reglas.

Hoy en día se destaca la articulación de la gestión pública y la inversión privada, y el puente que se está construyendo en el kilómetro 42 de la panamericana es una muestra de ello. 
 
Cabe recordar que el Departamento Ejecutivo comunal contribuyó económicamente, con la autorización del Concejo Deliberante, para su construcción. 
 
Este puente, que se anticipa unos cuantos kilómetros a la caótica entrada de Escobar y que conecta a la ruta del Mercosur con el corazón de los barrios privados es un puente más, solo eso si no tiene un propósito social. Y hasta tanto el Municipio no pavimente los kilómetros de calle que separa a los emprendimientos de los barrios periféricos no generará ningún beneficio directo a los vecinos de Escobar, el viejo Escobar. Está en manos de la administración comunal darle conectividad y no en los empresarios que no tienen intención de mezclar las aguas.  

Es lógico entender que los inversores no interesen en políticas de Estado, ellos se dedican a hacer negocios para engrosar sus billeteras, pero deben comprender que desde un cartel se puede generar un fenómeno social que ninguna estrategia de marketing puede remediar.

"Nuevo Escobar" es un invento de un marketing de poco vuelo y un insulto a la comunidad escobarense. El pretendido "Nuevo escobar" se presenta como una provocativa antinomia que tiene como adversario al Viejo y Orgulloso Escobar que, a pesar de las dificultades que atraviesa, está lejos de ser obsoleto, como los operadores inmobiliarios pretenden hacerlo aparecer.

Tal vez las autoridades municipales no estén al tanto de que en las tierras que administran se haya fundado una nueva y exclusiva localidad. Está en ellos que Escobar siga siendo uno solo.
 
Pablo Aiello
Director de escobarnews.com

http://www.escobarnews.com/Noticias/20130107-el-nuevo-escobar-el-nacimiento-de-una-antinomia.html

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